MARCELA SIERRA"Celita” como la apodó la otra Celita Múnera, es una mujer espiritual, sincera y entrañable. Se empezó a enamorar del Carmelo Teresiano a los 13 años en el arcaico Sal y Luz y al calor de las “monjitas Chéveres" que un día le llevé a conocer Maria Judith Tobón. El noviazgo que vivió con Carlos Eduardo Cataño por los anos 80, les llevó a ambos a fortalecer una amistad que hasta hoy conservan y que les ha hecho unos itinerantes en ese cuento del Reino de Dios y la Misión que se va contagiando en lo cotidiano de cada día. Ella nos dice: '"Un Dios le pague a cada una y cada uno de mis amigos amorzotes por regalarme gratuitamente un trozo de vida en cada estación de esta tenaz andadura. Y como diría Alberto Cortés: "A mis amigos les adeudo la ternura y las palabras de aliento y el abrazo, el compartir con todos ellos la factura, que nos presenta la vida paso a paso".
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